sábado, 12 de marzo de 2011

In the dark places


"¿Luminosa tu habitación? ¡tonterías Jacquemort, aquello está más oscuro que el carbón!", se burlaban muchos. La habitación estaba realmente bañada de luminiscencia, aunque en un grado o calidad demasiado débiles para ser apreciados por sus limitados ojos humanos.

Pero a mí me bastaba. Me bastaba saber que unas retinas más potentes...

------------------------------------------------------------------------------------------

¿Cómo podía yo saber que aquello era una prueba definitiva? Siglos de rectificaciones, reinvenciones, crisis, revoluciones habían tallado en mí la convicción de que a lo máximo que podíamos aspirar era a construir modelos cada vez más sofisticados y difíciles de refutar ¿Modelos de qué? me preguntaba siempre. Pero ahí estaba: el modelo final, una construcción definitiva que lo englobaba y lo explicaba todo. Tardé años en comprender qué implicaba aquello.

-------------------------------------------------------------------------------------------

Darle la justa importancia a cada cosa no es mi fuerte. Tengo un secreto; sólo uno y creo que es estúpido. Como quien entierra un tesoro que nada vale, en ningún sentido. No sé porqué empezó. Cómo y porqué, en lugar de olvidar tan insignificante acaecimiento, pen
sé en ello durante unos días. Cómo y porqué decidí que no se lo contaría a nadie. Cómo y porqué seguí pensando en ello día tras día, convirtiéndose en una pesadilla que me perseguía, que me retaba: "no resistirás", le imaginaba decir. ¿Me estaba volviendo loca de la manera más estúpida posible? No resultaba fácil compartir tamaña idiotez. Guardé este segundo secreto sobre mi ridícula odisea hasta hoy. Pero aquel secreto, aquel presuntuoso secreto... ¡Resistiré!

-------------------------------------------------------------------------------------------

No hay comentarios: