jueves, 8 de marzo de 2007

Tu eres necesaria. Las demás... también.


"Ella (La mujer) no es más que lo que el hombre decida (...) Para él es sexo, y lo es de forma absoluta. La mujer se determina y se diferencia con respecto al hombre, y no a la inversa; ella es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el sujeto, es el Absoluto: ella es la Alteridad (...) Su dependencia no es la consecuencia de un acontecimiento o de un devenir, no ha acontecido. En parte porque escapa al carácter accidental del hecho histórico, la alteridad se nos presenta aquí como un absoluto. Una situación que se ha creado a través del tiempo puede deshacerse en otro tiempo (...) sin embargo, al parecer una condición natural es obstáculo para el cambio. En realidad la naturaleza no es un hecho inmutable, como tampoco lo es la realidad histórica. Si la mujer se descubre como lo inesencial que nunca se convierte en esencial, es porque no opera ella misma esa inversión. Los proletarios dicen "nosotros". Los negros también. Al afirmarse como sujetos, transforman en "otros" a los burgueses, a los blancos. Las mujeres no dicen "nosotras"; los hombres dicen "las mujeres" y ellas retoman estas palabras para autodesignarse, pero no se afirman realmente como Sujetos. (...) Las mujeres nunca han pasado de ser una agitación simbólica, sólo han ganado lo que los hobres han tenido a bien concederles; ellas no han tomado nada: han recibido. Es porque no tienen medios concretos para agruparse en una unidad que se afirme al oponerse. No tienen pasado, historia, religión propias; tampoco tienen como los proletarios una solidaridad de trabajo y de intereses; ni siquiera existe entre ellas esa promiscuidad espacial que convierte a los negros de América, a los judios de los guetos, a los obreros de Saint-Denis o de las fábricas de Renault en una comunidad.Viven dispersas entre los hombres, vinculadas más estrechamente por el hábitat, el trabajo, los intereses económicos, la condición social, a algunos hombres -padre o marido- que a otras mujeres. Las burguesas son solidarias de los burgueses y no de las mujeres proletarias; las blancas de los hombres blancos y no de las mujeres negras (...) El vínculo que las une a sus opresores no se puede comparar a ningún otro"

Simone de Beauvoir, El segundo sexo

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