domingo, 10 de abril de 2011

Mil y una formas de legitimar el feminicidio



Es sintomático que en nuestra sociedad occidental, incluso entre los movimientos sociales más progresistas y "antisistema", se critique duramente el feminismo como movimiento social. Las estrategias son varias: calificarlo de caduco o ahistórico a la vista de los "grandes avances" en materia de igualdad que se han llevado a cabo en las últimas décadas. "Todavía queda trabajo por hacer", dicen, pero en los ratos libres. Como si de un deporte para ricos se tratara, su urgencia queda relegada a un segundo o tercer plano (de aquí que una crisis económica sea justificación suficiente para eliminar un ministerio de igualdad). Otra estrategia es advertir,como hace Enrique Lynch, de las "supuestas contradicciones internas" y consecuencias nefastas de la lucha feminista. Según este señor el feminismo es tan deleznable como el machismo, crea la misma violencia y la misma discriminación. Y además nos convierte a todas las mujeres en unas putas. Otra estrategia, la más cínica y peligrosa, es la de Salvador Sostres, genuino neomachista, que es capaz de apoderarse del traje de víctima del que las mujeres llevan siglos intentando desprenderse y, tiñéndolo con un poco de pseudoromaticismo machistoide e inebitabilidad trágica, se permite tratar con total indulgencia y comprensión un feminicidio.

Evidentemente el tal mostruo de la webcam no es un "monstruo aislado". Salvador Sostres y otros tantos podrían tener la misma reacción. De hecho más de 5.000 señores la tienen cada año. Pero lo que esto significa no es que "sea normal" como dice el periodista. Lo que significa es que nuestra sociedad, nuestra educación, el abuso de poder generalizado sobre las mujeres, es monstruoso en su totalidad. Es un mal social no individual. Y sí, es usted un monstruo si intenta justificarlo. De igual modo los asesinos de las SS no eran sádicos u homicidas "por naturaleza". Además, usaban el mismo truco que estos nuevos machistas: en lugar de decir "¡Qué horrible es lo que hago a los demás!", decían: "¡Qué horribles espectáculos tengo que contemplar en el cumplimiento de mi deber, cuán dura es mi misión!". Ahora los hombre que asesinan mujeres en lugar de echarse las manos a la cabeza por lo que hacen, se justifican por el dolor que tienen que sufrir ellos mismos matando a la mujer que "aman". Pero tienen que hacerlo, es su misión como hombres omnipotentes que no pueden ser heridos/abandonados por un ser inferior.


¿Aún sigues pensando que las diferencias, en este sentido, entre Primer y Tercer Mundo son inconmensurables? Esto no es Ciudad Juarez ni Irán, ni es la Edad Media. Es España a día de hoy, 9 de Abril de 2011.


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Sin duda estos dos artículos son lo más hard core que he leído en mucho tiempo en prensa española:

http://www.kaosenlared.net/noticia/chico-normal-salvador-sostres-mundo-7-abril-2011 (El artículo fue borrado de El Mundo, pero kaos en la red lo reproduce entero)

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