miércoles, 7 de abril de 2010

Tan francés y tan Universal

No quisiera morir
antes de conocer
los monos del Brasil
que duermen sin soñar,los zorros del Moscú
devorando el jardín,las arañas de plata,de seda y de rubí.

No quisiera morir
sin saber si la luna
redonda disimula
el filo de una hoz, si en las cuatro estaciones
caben tres primaveras,
si hace frío en el sol.

Sin haber paseado vestido de mujer por un gran bulevar,
sin haber prenetado en las turbias miradas, sin entrar en tu casa por la puerta de atrás. No quisiera morir sin conocer las llagas
ni cualquier enfermedad que nos hace sufrir. El contagio del mal o el contagio del bien si se estrenan en mí me echaría a reír.

Y también, como no, lo que ya conocí
en el fondo del mar, donde bailan un vals el pulpo y el delfín y la hierba de abril
y el olor a resina
y el prefume en la piel de mi clara madame, mi amante, mi heroína mi peluche cruel, mi eterno manantial.
No quisiera morir sin haber agotado
mis labios en sus labios,
mi todo con su todo,
su todo con mis manos, su infinito tesoro, mi amor desmesurado.No quisiera morir
sin que se haya inventado
la rosa permanente,el ocio laboral, el mar en la montaña,
la montaña en el mar, el dolor que no daña y la sombra en color.

A los niños volando
y al ingenio inventando
la vacuna total,
la aventura espacial, fontaneros baratos,
los monarcas en cueros, arquitectos modestos, abogados sinceros, tantas cosas que ver, tantas cosas que oir, tanto por esperar contra la oscuridad. Y ahora veo el final que se acerca hacía mí, que me quiere besar
con besos de marfil, que me quiere llevar.

No quisiera morir
sin dejar de probar
a la gélida novia, la de gusto más fuerte,
el sabor que me agobia. No quisiera morir
sin dejar de probar el sabor de la muerte.

No hay comentarios: